
Seguras y funcionales, esas eran las características que debían cumplir las escaleras de antaño. Sin embargo, actualmente los diseñadores y arquitectos coinciden en que deben ir más allá e integrarlas a la decoración.
Para lograrlo tienen más cuidado en las formas que les dan, entre otras variables. Lizzy Serge, gerente general de la firma de arquitectura que lleva su nombre, considera que estos elementos “deben concebirse con una visión amplia de estructura y detalle para luego diseñarlos con el fin de que se ajusten a los espacios de una forma original”.
Lo interesante es que es un cambio que ha trascendido su uso en la vivienda y ha llegado, por ejemplo, a las oficinas y a los hoteles, donde la función va más allá de trasladar a las personas a los diferentes niveles de una edificación.
Así lo confirma Daniela Rodríguez, representante de la empresa Arquitectura e Interiores (AeI), quien explica que han integrado las escaleras a sus proyectos para que sean algo más que un medio que permita pasar de un piso a otro; para ello, acogemos las últimas tendencias en interiorismo.
Con esas consideraciones, Rodríguez destaca el caso de la agencia de publicidad JWT, en Bogotá, donde estos elementos son lo más relevante del proyecto, ya que permiten optimizar los espacios debido a que no se construyeron escaleras sólidas.
“Se transformaron en algo decorativo y, de cierta manera, escultórico. Además, dejan un espacio abierto relevante que se presta para que en el primer piso haya más posibilidad de transitar, acomodar mobiliario y, por lo tanto, hacer que el espacio sea más abierto”, agregó Rodríguez.
Más protagonistas
La representante de AeI también considera que las escaleras pueden convertirse en el punto central del proyecto, con el fin de atraer la atención a lugares que pasaban desapercibidos.
Un ejemplo de ello es la biblioteca de primaria del Colegio Angloamericano, donde estas se convirtieron en gradas para guardar libros, en un entorno que, además, dedica un espacio para la lectura y el trabajo.
Otra propuesta es la que se realizó para la firma de tecnología Globant, donde también son aprovechadas como casilleros.
Con respecto a los materiales, estos no han variado mucho. Según Serge, “por asuntos de seguridad continúan integrando la madera, el metal, el vidrio, el hormigón y el material cerámico; incluso, cada vez más gana terreno la construcción verde”.
De hecho, el sello sostenible o amigable con el medioambiente ya no es una opción, sino una parte determinante en la fabricación de los accesorios y el mobiliario y, obviamente, en el producto final, cuya comercialización es más rápida si tiene este componente verde.
Fuente: Sección Vivienda EL TIEMPO