Una pared de agua, una colección de 400 películas, los colores blanco y negro, las velas y el Feng Shui, son algunos de los atractivos de este apartamento. Allí vive el presentador junto a su esposa y sus hijos.
La entrada a este sitio es embellecida con una pintura de Rojas Erazo. Ahí debe hacerse una parada porque se trata de un detalle que merece varios minutos para contemplarlo. Después es necesario dar algunos pasos por el hall para llegar a una zona amplia donde se encuentran todas las áreas sociales.
Hay que decir que antes de hacer el recorrido por este espacio hay que entrar a la cocina que queda justo al finalizar el pasillo de entrada. Allí predomina la madera ocre y el color gris -con este color viene una significativa dosis de plateado-.
Ahora sí. Un paso adelante para conocer los mayores encantos de este lugar. Antes de pasar al comedor, es menester detenerse para ver una mesa esquinera donde reposan un bambú de la suerte y algunas fotografías familiares, es decir, se puede admirar la sonrisa de Carlos, Paulina -su esposa-, Sofía Aljenadra -su hija mayor- y Carlos Alejandro -su hijo menor-.
Viene ahora ese lugar del nadie quisiera salir: el comedor. Su calidez es el resultado de una especial mezcla: madera color wengue, un espejo de poco más de un metro de largo, una imagen religiosa en mármol, dos pares de velas, sillas oscuras revestidas de una tela blanca, frutas naturales y una encantadora pared de agua. Eso sí, no solamente la apariencia se roba la atención; el sonido tiene mucho que ver con el encantamiento que produce.
Justo en frente del espejo hay un grande ventanal que hace también las veces de puerta; desde ahí se puede salir a una terraza con vista sobre un silvestre parque. ¡Qué buen complemento!
Un lugar 'en blanco y negro'
Para pasar a la sala solo hay que dar algunos pasos; no es necesario cruzar alguna puerta o pasadizo, simplemente caminar en línea recta y disfrutar.
Es como si se tratara de una imagen en blanco y negro con -caprichosos- toques de color. La totalidad del mobiliario es color wengue o negro; el color blanco está presente en las romanas -un estilo de cortinas-, los cojines sobre el sofá principal y el estampado de los puf -revestidos de cuero de vaca-. El color viene dado solamente por las velas sobre la mesa de centro. Eso sí, se trata de tonos tierra muy bien elegidos.
Al lado del sofá principal hay otro elemento que cobra protagonismo en esta zona, la chimenea. Al parecer no ha sido encendida y eso ofrece más limpieza al espacio, como lo hace la gran presencia del color blanco. Aunque claro, el detalle de la madera natural no puede faltar.
Antes de pasar a uno de los lugares más frecuentados por Carlos -el bar-, vale la pena acercarse a otro gran ventanal que además de contar con una espectacular vista tiene en su parte superior un par velas facetadas: cristales sujetados por un hilo rojo que cumplen la función de canalizar energía -así lo explica el feng shui-.
Después de observar y escuchar la explicación de Carlos y Paulina el recorrido avanza hacia el bar. Un sitio 'azabache', cálido y muy significativo para el presentador.
Su atractivo mobiliario -con un toque retro-, la nutrida colección musical -especialmente vallenatos-, la cava de vinos y la larga lista de fotografías que muestran algunos momentos importantes de la carrera del presentador barranquillero, son los ingredientes perfectos para tomar más que minutos y quedarse para hablar.
Pero ahí no terminan las sorpresas. Se atraviesa una escalera en caracol que lleva a las habitaciones y donde reposan varios 'tesoros' del presentador.
Una vez comienza el ascenso la primera parada se hace justo tres escalones antes de llegar. Ahí, sobre la pared blanca, cuelgan varias fotografías de Sofía Alejandra; un estudio fotográfico hecho por papá.
Ahora sí inicia la visita a los lugares más concurridos por ellos pero desconocidos por el resto. La habitación principal se caracteriza por la iluminación natural, la bondad de los espacios, la comodidad y varias interesantes colecciones.
Sobre un mueble en madera reposan decenas de rosarios y revistas de Paulina; y un estante arriba, las casi 400 películas de Carlos. Al lado, algunas hojas impresas con la lista -alfabéticamente ordenada- de los films.
El color, los detalles y los juguetes vienen por cuenta de los pequeños. En sus habitaciones reinan estos elementos.
Otra vez el descenso comienza pero esta vez para seguir el pasillo de la entrada, abrir la puerta y despedir tan encantador lugar. Como producto de la visita queda el mejor concepto de Carlos; su talento y carisma se hacen tan evidentes en la pantalla chica como en casa. Después de verla no cabe la menor duda.
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