La presentadora del programa Media TV de Citytv nos invitó a visitar un lugar amarillo; así bautizó ella su hogar. Y aunque se trata de un espacio policromático, la originalidad y la calidez lo hacen percibir así: amarillo.
Una vez Isa abrió la puerta y dio la bienvenida a su apartamento amarillo, inició el afán por entrar. Ese saludo acrecentó las expectativas que desde un principio eran significativas.
Ya todos imaginaban que adonde quiera que se fijara la mirada, había tan cálido color. Lo mejor, vino una vez dos pasos se dieron al interior del apartamento.
Para empezar, una notoria tendencia maximalista y la presencia no de uno sino de muchos colores. En ese momento, la visita, se tornó más interesante, y el número de preguntas saltó de página.
Había mucho por averiguar, detalles por contemplar y rincones por indagar. Para fortuna de todos, Isa fue muy específica en su narración.
Para empezar, fue enfática en su gusto por el arte, los recuerdos, el color, la originalidad y los nombres. Así eso, todo cuando embellece este lugar ha sido bautizado particularmente.
El nombre Amarillo tiene que ver con el protagonismo del color una vez la presentadora se mudó al apartamento, pero poco después, muy poco de eso quedó. Al contrario, una suma de caprichosas pinceladas fue el mayor ingrediente.
Por supuesto, los cambios en la decoración se hicieron con base en gustos, conceptos (maximalistas sin duda) y asesoría. Un experto en feng shui fue el encargado de complementar las preferencias de Isa y 'canalizarlas'. Fue así como surgió este espacio que a nadie deja de encantar.
Arte familiar
Ana María Jaramillo, madre de Isa, tiene protagonismo en este apartamento. Es ella la autora de las principales pinturas que cuelgan de las paredes; eso sí, la presentadora otorgó un lugar especial a un lienzo que ella pintó y bautizó Salud, Dinero y Amor. Hay que decirlo, es uno de los elementos que más miradas se roba.
Pero si de miradas se trata no hay nada que pueda pasar desapercibido. Es imposible no quedarse algunos segundos contemplando las lámparas, los particulares cuadros, los libros, el arte, las fotografías (que ella dejó como individuales en su comedor), el mobiliario (el sofá principal fue hecho por su papá), la herencia familiar (en la que se destaca un cenicero), la hamaca (llamada por ella el elemento de la discordia), su Canlendario (denominado así porque en el son protagonistas las mascotas de su familia), y por supuesto, Rosita, mascota.
Solamente en esos elementos quedó excedido el tiempo de la visita. Pero por supuesto, no había que cerrar de nuevo la puerta principal sin que se abriera una de las más importantes: la habitación. La curiosidad no dejaba esperar.
Finalmente, un paso al interior de la alcoba principal y todos quedaron satisfechos. A diferencia de los demás lugares, en este no reina el maximalismo. Pocos y muy elegidos elementos, una cama cómoda, tres colores en particular (blanco, negro y rojo), cortinas muy oscuras, literatura y completo descanso.
Varios minutos y llega la hora de despedirse. Un corto recorrido por entre todos los detalles, una mirada lenta a cada rincón y una nueva sonrisa para cerrar.
Isabel Salazar, excelente anfitriona y presentadora, se llevó el papel principal; y la visita, la mejor impresión.
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